Estímulos y Poder

Abstract

Actualmente la evaluación en las Instituciones Públicas de Educación Superior (IPES), es aceptada como una práctica común, o bien, tratando de ser un requisito para impulsar la calidad educativa. En el caso específico de la docencia, algunos de sus actores, sino es que todos, lo perciben como un mal necesario que es parte de la actividad académica. Para otros es un requisito más para lograr mayores ingresos independientemente de su salario (Rueda 2003). Pero cuando se habla respecto de una aceptación generalizada y hasta cierto punto pasiva de cómo se aplican los valores o puntajes para evaluar el desempeño de los docentes, quizá se esté hablando de la aplicación de una “unidad de poder” que, de acuerdo con Foucault (1976), no es un poder que se reduce a la mera represión; no se fundamenta en la negación, en la cual unos reciben estímulos y otros no, sino en el que todos reciben (lo colectivo por encima de lo individual). Por lo que se da una aparente adhesión de lealtad y no solo de aceptación masiva y resignada de quienes son sujetos de la evaluación (Vasconi 1981). Se puede pensar que este estimulo serviría para la mejora del educador, sin embargo en la práctica cotidiana, el efecto que tiene es cuestionable y relativo. En México durante los noventas se diseñaron diferentes programas enfocados en la evaluación (PROMEP, ESDEPED, PIFI entre otros), vinculando sus resultados con el estímulo económico, como su principal objetivo, para su aplicación en la educación superior (Díaz 2008). Ocasionando reacciones encontradas tanto de quienes son evaluados, como de los propios evaluadores y directivos, (De Vries, 2000; Ibarra 2000); tanto de aquellos docentes que reciben el estimulo porque consideran que es menor de lo que merecen, esto derivado de su generalización; como de los docentes que no lo reciben, derivado de la percepción que éstos tienen de la evaluación, identificándola así, más como un mecanismo de poder que como una herramienta de promoción de la 2 calidad educativa. Si asociamos este concepto con el de “micro poder”, de Vasconi nos permite ser reflexivos “el micropoder que opera con todos esos mecanismos y que procura permanentemente la reproducción del orden estatuido. Y además todo ello en las coyunturas específicas y particulares que será necesario determinar en cada situación” (Vasconi 1981).