El Comportamiento Burocrático del Profesorado Universitario

Abstract

Decir que los profesores universitarios asumimos en ocasiones un comportamiento burocrático implica asumir una responsabilidad frente a la sociedad que no todos los universitarios estamos dispuestos a enfrentar, sobre todo por la deteriorada imagen que nuestra sociedad tiene de las instituciones públicas, pero lo analizo en documento con el propósito de convocar a una reflexión de mis compañeros profesores nos lleve a emprender una serie de acciones puntuales que poco a poco nos permitan construir y gestionar una visión de práctica docente que nos entusiasme y nos comprometa más con lo que estamos haciendo. Tengo 29 años trabajando en la universidad. En este devenir cotidiano he asistido a innumerables reuniones académicas y he constatado como la mayoría de las veces dichas reuniones son de naturaleza informativa, la discusión académica es escasa y no se ve con mucho entusiasmo, la mayoría de los profesores asiste como una obligación sin intención de aportar nada, y ven cualquier iniciativa de discusión colegiada como un retraso en el desarrollo de una larga lista de actividades que hay que llevar a cabo. Pocas academias debaten y deciden cambios sustanciales en los programas académicos y además tienen escaso poder para decidir sobre los mismos; mucho menos, se ventilan las inquietudes profesionales o los problemas de los docentes. Las políticas de las escuelas y de los programas, así como todo tipo de procesos, los deciden los responsables administrativos sin abrir espacios para su discusión con los académicos En este ambiente burocratizado, los profesores desarrollamos nuestras actividades conforme los requisitos administrativos nos lo van imponiendo, generando informes y documentos que por lo general nadie revisa o siquiera lee. Los alumnos también se han contagiado de este comportamiento, pocos manifiestan su desacuerdo o proponen iniciativas, más aún, no se generan los espacios académicos para ello. La universidad se ha impregnado de burocracia, las normas, los reglamentos, los procesos, han constreñido el ejercicio profesional de los académicos universitarios. Yo recuerdo discusiones académicas acaloradas, procesos de innovación, intervenciones de alumnos dinámicos, entusiastas y propositivos, breves y luminosos momentos que han hecho significativo mi trayecto por la universidad. En la búsqueda constante, en la lucha infinita e infatigable porque sean más esos y porque impacten la vida de otros tantos profesores y alumnos como lo han hecho con la mía, por nuestra universidad, y por nosotros mismos, espero que esta breve reflexión deje alguna huella en al menos uno.